Descubre el porqué los adventistas NO COMEN carne de cerdo

Los Adventistas del Séptimo Día no pueden comer los animales considerados como impuros del A.T. como carne de cerdo, mariscos y sangre, ni tomar café ni té.


El café y el té también están dentro de las prohibiciones

¿Es cierto que está prohibido comer la carne de ciertos animales, considerados como impuros?


Se trata de una prohibición que se encuentra solamente en el Antiguo Testamento (Lev 11). Las razones son dos:

•Por motivo de higiene: por ejemplo, la carne de cerdo (Lev 11,7) puede acarrear enfermedades, especialmente donde hace mucho calor y hay poco aseo.

•Por motivo religioso: el pueblo aprende a obedecer a Dios en cosas sencillas y exteriores. Así se prepara a obedecer en cuestiones más trascendentales, que lo llevan a la santidad.

Sin embargo, el Nuevo Testamento dice que se puede comer todo, puesto que la santidad es algo más profundo e interior.

"Por eso, que nadie los venga a criticar por lo que comen y beben" (Col 2,16).

"Pues todo lo que Dios ha creado es bueno, y ningún alimento está prohibido, siempre que lo tomemos dando gracias a Dios" (1 Tim 4,4).

"Lo que entra por la boca no hace impuro al hombre, pero lo que sale de su boca, eso mancha al hombre" (Mt 15,11).

"El Reino de Dios no es cuestión de comida o bebida; es ante todo justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo" (Rom 14,17).

"No es un alimento el que nos hará agradables a Dios. Si comemos no ganamos nada; si no comemos tampoco perdemos nada. Pero, si bien somos libres, cuídense que esa misma libertad no haga caer a los débiles" (1 Cor 8,8-9).

"La voz le dijo por segunda vez: «Lo que Dios ha purificado, tú no lo llames impuro»" (Hech 10,15).

El texto de Hechos 15:29 representa una medida disciplinaria para no cerrar las puertas a posibles conversiones de judíos y favorece la convivencia entre cristianos de origen judío y cristianos de origen pagano. Tiene destinatarios bien precisos, que son los cristianos de Antioquía, Siria y Cilicia, donde había surgido el problema. De hecho, pronto se superó esta mentalidad, como hemos visto en los textos arriba citados que reflejan una situación posterior a la del Concilio de Jerusalén.