Los demonios operan alrededor de la tierra
(Job 1:7; 1 Pedro 5:8) y no están en el infierno, ya que aún no han sido
juzgados (Mateo 25:41). Por su parte, los ángeles, aunque son seres
espirituales (Hebreos 1:7), actúan tanto en la tierra como en el cielo (Lucas
2:13). Si se trata de demonios, su ámbito es la tierra, donde andan buscando
víctimas, pero también tienen acceso al cielo para acusar a los hombres
(Zacarías 3:1). Los ángeles, en cambio, operan tanto en la tierra (2 Reyes
19:35) como en el cielo, aunque su función celestial depende de su jerarquía angelical
(Isaías 6:2; Ezequiel 10:20-22; Apocalipsis 5:11). De ahí que podemos decir que hay esferas angélicas y angeles que operan en ellas. De eso hablaremos más profundo a continuación.
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Guerra entre los ángeles de Dios y los caídos desde un principio |
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Libro que habla desde otra perspectiva sobre la iglesia católica y toca algunas creencias sobre los ángeles |
Tanto los ángeles como los demonios (ángeles
caídos y rebeldes) pueden ser identificados como “seres vivientes” (Ezequiel
1:15-28), que se mueven en distintas esferas celestiales donde ejercen un nivel
limitado de autoridad otorgada por Dios (Hebreos 1:7,14; Daniel 10:13-14; 1
Tesalonicenses 2:18). Es importante destacar que ni los ángeles ni los demonios
actúan de manera autónoma; no causan daño ni beneficio sin autorización divina
(1 Reyes 22:19-23).
Estos seres se desplazan en diferentes niveles
celestiales. La Biblia llama a Satanás “príncipe de la potestad del aire”
(Efesios 2:2). Este versículo, analizado en varias versiones, muestra que
Satanás no está encerrado ni habita en el infierno o averno. Según el griego y
las traducciones, Satanás y sus demonios se desplazan por la atmósfera que
rodea la tierra (Job 1:7), que incluye troposfera, estratosfera, mesosfera,
ionosfera y exosfera. Nosotros habitamos la troposfera y pertenecemos a la
biosfera, donde evidentemente Satanás tiene parte de su influencia.
El príncipe de la potestad del aire es Lucifer
Job 1:7 afirma: “De rodear la tierra, y de
andar por ella vengo”, indicando que estos seres con poder pueden viajar largas
distancias, siendo muchos territoriales, pero sin verse afectados por lo
físico. Por ello también se les llamó “vigilantes” (Daniel 4:17, 23; 1 Enoc
1:1; Judas 14).
Romanos 8:19 señala que las criaturas anhelan
la manifestación de los hijos de Dios, relacionándose con las aflicciones
causadas por los espíritus malignos que inducen al pecado y a la muerte (1
Pedro 5:8-9; 1 Juan 4:3).
Satanás y sus ángeles actúan en la tierra
desde el principio, cuando Adán fue creado en el Edén. En Juan 14:30-31 se
menciona que él es el “príncipe de este mundo”. En Génesis 3:1, la serpiente astuta
es identificada con Satanás que ya estaba en la tierra.
La Serpiente Antigua (Apoc. 20:2) y Eva
Se le llama príncipe de la potestad del aire
porque estos seres espirituales viajan por el aire, que es su canal para
desplazarse sin ser percibidos por los seres humanos, a la vez que algunos son
territoriales. No obstante, también tienen acceso al cielo, donde está Dios con
sus ángeles, como se observa en 1 Reyes 22, Zacarías 3:1-2 y Apocalipsis 12:10.
Este libro describe cómo ha sido visto el diablo a través de las épocas y civilizaciones
Apocalipsis 12:10 dice que Satanás acusa
delante de Dios a los hombres día y noche, evidenciando que sube hasta el cielo
para realizar su obra de acusación. En Zacarías 3:1-2, Satanás está para acusar
al sumo sacerdote Josué, lo que pudo ocurrir en una visión en la tierra o en el
cielo.
Aunque Satanás fue desterrado del cielo
(Ezequiel 28:14-19), su dominio sigue vigente en la tierra, no pudiendo ejercer
autoridad sobre Dios (Apocalipsis 12:4-9). En 2 Pedro 2:4 se menciona que no
todos los ángeles caídos están libres, algunos están reservados para juicio.
Los ángeles no caídos operan en todas las
esferas celestiales. Hay querubines y serafines cerca de Dios dedicados a la
adoración. El arcángel Miguel, único mencionado explícitamente como arcángel en
la Biblia, se mueve por todas las esferas y es comandante del ejército
celestial (Judas 1:9; Daniel 10:13). Miguel batalla tanto en el cielo como en
la tierra, como se relata en Apocalipsis 12:7-9.
Los mensajeros celestiales, como el ángel
Gabriel (no llamado arcángel en la Biblia), están en el cielo pero descienden
para fortalecer a los hombres (Lucas 22:43; Mateo 26:53-54). Los serafines y
querubines permanecen principalmente en el cielo, aunque pueden interactuar con
los humanos (Isaías 6:2; 6:6-7). Los seres vivientes mencionados en Apocalipsis
4:8 probablemente son serafines.