Estableciendo metas para el año venidero
"Yo sé los planes que tengo para ti, planes para tu
bienestar y no para tu mal, a fin de darte un futuro lleno de esperanza. Yo, el
Señor, lo afirmo." (Jeremias 29:11)
“Cuando y tratas de
lograr incondicionalmente metas consistentes con tus principios y valores, te
conviertes en la persona que fuiste creada para llegar a ser, satisfaciendo y
alcanzando tu verdadero propósito” Tommy Newberry en El Éxito no es casualidad.
El fin y principio de año es un tiempo de meditación y de
replanteamiento de metas para el nuevo año. Sin embargo, durante al año cuando
ya hemos tomado el ritmo de la rutina diaria, nos sumergimos en ella y no
tenemos el tiempo suficiente para reflexionar sobre lo que queremos hacer con
nuestra vida. El tener algunos días libres, ya sea que nos quedemos en casa,
vayamos a la playa o a la montaña, nos permite sacar ese ratito para
reflexionar.
Pensamos no sólo en lo que hemos hecho en el año que pasó,
sino también en lo realizado a lo largo de nuestra vida, y nos replanteamos
nuestro futuro.
Después de este proceso de reflexión viene la acción.
Queremos cambiar las cosas inmediatamente, queremos alcanzar sueños, queremos
cumplir metas.
Pero, ¿Cómo lo hacemos? - Desde mi punto de vista, los
cambios personales pueden clasificarse en tres tipos:
1) Cambios en el corto plazo con efectos inmediatos.
2) Cambios en el mediano plazo con efectos inmediatos que
además pueden perdurar en el tiempo o no.
3) Cambios en el largo plazo (es decir, procesos) que nos
permitirán recibir sus frutos en el futuro y para siempre.
- Los cambios en el corto plazo son aquellos generalmente
asociados con nuestra imagen o la parte externa. Puede ser cambiarse de “look”,
un corte de cabello, un cambio de tinte, cambiar el guardarropa, cambiar de
carro, pintar la casa, etc. Estos cambios se pueden ejecutar de forma inmediata
y podemos ver los resultados prontamente. Por ejemplo: Hace unos días fui al
salón de belleza; desde el momento que ingresé al salón hasta el momento que
salí transcurrieron aproximadamente 2 horas. Pero el cambio en mi apariencia
física fue extraordinario.
Fue un cambio rápido y con resultados inmediatos. Lo malo es
que la belleza externa con la que salí de aquel salón solo me duró como 3 días.
En fin, los cambios en el corto plazo son rápidos, nos hacen sentir bien en
forma momentánea, pero usualmente su efecto no es tan duradero.
- Los cambios en el mediano plazo son aquellos en donde
tenemos que poner un poco más de esfuerzo para lograrlos. Por ejemplo bajar de
peso, iniciar una disciplina deportiva, nutricional o cambiar de hábitos. Estos
cambios requieren una decisión, un esfuerzo intencionado y acciones permanentes
y consecuentes. Los efectos podríamos empezar a verlos en el corto plazo pero
su desarrollo pleno durará un poco más en observarse. Por ejemplo, una persona
que empieza a ejercitarse después de mucho tiempo de no hacerlo, “sentirá” en
forma inmediata el efecto de los ejercicios; ya sea que le duela el cuerpo
después de realizar sus primeras sesiones, o bien que el propio inicio de la
actividad física le haga sentirse bien emocionalmente.
Pero una buena salud y condición física requerirá de
perseverancia a través de los días. Los cambios de mediano plazo podrían
perdurar en el tiempo o no, dependiendo de qué tan consistente sea usted con
esos cambios logrados. Si usted deja estos procesos “tirados” o no los realiza
en forma permanente con el paso de los meses se esfumaran sus resultados. Esto
ocurre mucho con las dietas nutricionales o las rutinas de ejercicios, las
personas las practican por un tiempo pero luego vuelven a sus hábitos de
siempre y entonces los beneficios alcanzados se pierden rápidamente.
- Los cambios en el largo plazo son todas aquellas
decisiones firmes que tomamos que implican necesariamente un cambio de
“mentalidad”, es decir, que para poder alcanzar estas metas o sueños debo
realmente estar convencido de que quiero alcanzarlo y pagar el precio por
lograrlo. Usualmente los cambios en el largo plazo se ubican en nuestro ser
interior, nacen desde un deseo profundo, se manifiestan en cambios de actitudes
y en decisiones de carácter permanente. No se abandonan fácilmente porque se
convierten en una “forma de vida” y se adhieren a la persona como parte normal
de sus actividades. Los cambios en el largo plazo traen beneficios que se
muestran en la parte externa de las personas, pero más en el ser interior y le
dan crecimiento y madurez.
Ahora bien, si este nuevo año quiero realmente lograr
cambios que perduren en el largo plazo, debería seguir los siguientes pasos o
recomendaciones:
1. Busque asesoría o consejería personal con un profesional
o experto en el tema que usted desea mejorar. Tratar de llevar adelanto
procesos de cambio en compañía es más fácil, e impedirá que usted abandone sus
metas por falta de motivación. Otra persona le podrá estar recordando sus
compromisos y le animará a seguir adelante.
2. Escriba en un papel (póngalo por escrito, visible) sus
metas: defina ¿Qué es lo que quiere hacer o lograr?, ¿Para cuándo debería tener
esta meta cumplida?, ¿Cómo lo va a hacer?, ¿Qué necesitará para hacerlo?
Contestar estas preguntas le dará mayor claridad y le
ayudará a no olvidar lo que se ha propuesto ni la estrategia que utilizará para
alcanzarlo.
3. Hágase un chequeo. En otras palabras, pregúntese ¿Adonde
estoy en este momento, en qué estoy bien y qué debo mejorar?. Es bueno saber el
punto de partida y además conocer las áreas fuertes y las áreas débiles que
necesito mejorar.
4. Adicional a su consejero o asesor busque un grupo de
apoyo. La compañía ayudará mucho, sobre todo si se trata de metas que requieren
esfuerzo físico o cambio de hábitos importantes.
5.Use elementos motivadores. Por ejemplo, si usted quiere
empezar a correr cómprese un buen equipo (ropa deportiva, tennis, etc.) que sea
adecuado para la actividad que va a realizar. Esto le ayudará porque tendrá los
recursos adecuados y le incentivará a esforzarse más para lograr sus metas.
6. Empiece despacio. No se sobre esfuerce. Si lo hace así
quizás se cansara más rápido y abandonará la actividad por cansancio o
enfermedad.
7. Póngase metas cuantificables. Es decir, tareas concretas
que usted pueda ir midiendo. Siguiendo el ejemplo de la persona que quiere
empezar a correr, primero salga a caminar, que las caminatas sean cada vez más
vigorosas, luego trote, cuando esté listo inicie corriendo 500 metros, luego 1
kilometro, luego 2 y así sucesivamente. Alcanzar una meta baja le motivará para
seguir a otra un poco más alta e ir mejorando cada día un poquito más.
8. Siempre piense en “ir más allá”. Cuando usted haya
logrado sus sueños, piense en algo más que le mantenga motivado y expectante.
Y recuerda:
“un poco de ánimo puede desencadenar un gran logro”.
Por Astrid Marin
Consejera de Enfoque a la Familia